Ir al contenido principal

La lámpara del cuerpo (Mateo 6:22-23)

La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! (Mateo 6:22-23; Lucas 11:33-36)

La palabra griega para sano es haplus; y por lo general esta palabra quiere decir generoso. Es el ojo generoso lo que Jesús recomienda aquí. Y la palabra para malo es ponêrós, que en el N.T. quiere decir normalmente tacaño o avaricioso.

Una posible e interesante explicación es que la luz que penetre en el ser de una persona depende del estado espiritual del ojo por el que ha de pasar, porque el ojo es la ventana de toda la persona. De esto se extrae que la opinión que tengamos de los demás depende de la clase de ojo con que la miremos. Así que, Jesús puede estar diciendo: “Una percepción generosa te dará una visión clara y sin deformaciones de la vida y de las personas; pero un espíritu tacaño y mezquino deformará tu visión de la vida y de las demás personas”.

Otra posible interpretación es que los ojos físicos no pueden enfocar más de un objeto a la vez. Si tratamos de ver dos cosas a la vez, nuestra visión será borrosa, pero si enfocamos y concentramos nuestros ojos en una sola cosa, nuestra visión será clara. Teniendo en cuenta el contexto, probablemente significa que uno que intenta tener sus ojos enfocados en los tesoros terrenales, y a la vez, en los celestiales será como una persona de doble visión; no ve nada con claridad, pierde su orientación y anda en la oscuridad. El punto es que solamente la sinceridad de propósito, o pureza de intención pueden conservar nuestro ser interior iluminado con la presencia de Dios, pero la visión espiritual es oscurecida cuando dejamos que los deseos, intereses y metas egoístas obstruyen esa visión. El ojo sano es el que se fija en Cristo. (Heb 12:1-2)

Anterior --- Lista de temas

Comentarios