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Mostrando entradas de enero, 2024

El juicio está en el Hijo (Juan 5:21-24)

Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (Juan 5:21-24) El apóstol Juan dice que “el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” , y que, lo que determina el sentido del juicio es prestar atención y obedecer la palabra de Jesús. Esto quiere decir que Dios ha confiado todo el proceso del juicio a Jesucristo, y que el juicio de una persona depende de su reacción a Jesús. Si encuentra en Él la única Persona digna de ser amada e imitada, está en el camino de la vida; y si ve en Jesús a un enemigo, se ha condenado a sí misma. Jesús es la piedra de toque en la qu

Un reflejo del Padre (Juan 5:19-20)

Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que Él hace, eso también hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que Él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de manera que vosotros os maravilléis (Juan 5:19-20) Aquí vemos la razón de la unidad entre el Padre y Jesús. Jesús no hacía nada por su iniciativa, sino solo lo que era la voluntad del Padre. Tal unidad de Jesús con el Padre estaba basada en la perfecta obediencia del Hijo, motivada, no por un sentido del deber, sino por amor al Padre. Y porque Su voluntad estaba totalmente sometida a la de Dios es por lo que podemos ver a Dios en Jesús. De forma que, cuando vemos a Jesús hablar, actuar y reaccionar a cualquier situación es como ver al mismo Padre hablar, actuar y reaccionar en esas mismas situaciones. Por eso, para actuar según la voluntad d

Un hombre enfermo 38 años (Juan 5:5-9; 14)

Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda . Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo… Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor (Juan 5:5-9; 14) Este pasaje muestra de modo muy perceptible la compasión de Jesús. Se trata de la curación del paralítico de Betzatá, un hombre que llevaba enfermo 38 años. Hay que notar que, en casi todos los otros milagros registrados, Jesús los hizo previa solicitud del propio enfermo o de sus familiares o amigos, pero en este caso nadie le pidió que lo curara; de hecho, ni siquiera sabía que se trataba

Misericordia quiero, y no sacrificio (Mateo 9:10-13)

Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: «Misericordia quiero, y no sacrificio». Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento (Mateo 9:10-13; Marcos 2:15-17; Lucas 5:29-32) Los fariseos, cuyo nombre quiere decir los “separados”, estaban tan orgullosos de su propia justicia que despreciaban a los demás (Lc 18:9), en concreto a publicanos y pecadores, evitando cualquier proximidad con ellos. Por esa razón los fariseos se escandalizaban de que Jesús comiera con gente de tan mala reputación. Pero Jesús consideraba a los publicanos y pecadores de

Viendo Jesús la fe de ellos (Marcos 2:3-5)

Entonces vinieron a traerle un paralítico llevado entre cuatro. Y como no pudieron acercarse a Él a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados (Marcos 2:3-5; Mateo 9:1-2; Lucas 5:17-20) Notemos que no dice que Jesús viera 'la fe de él', sino “la fe de ellos” . Los amigos de este paralítico demostraron ser buenos amigos, porque no solo cargaron con su amigo para llevarlo a Jesús; sino que, hicieron todo lo posible para acceder a Jesús. Aquello evidenció la gran fe que ellos tenían, y esa fe fue apreciada y recompensada por Jesús. Aprendemos que la fe no debe tenerla necesariamente la persona que se beneficia del poder de Dios. Dios también toma en consideración la fe de otras personas que desean el bien para otros. Esto nos ayuda a pensar en lo efectivas

Quiero; sé limpio (Mateo 8:1-4)

Y cuando bajó del monte, grandes multitudes le seguían. Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio . Y al instante quedó limpio de su lepra. Entonces Jesús le dijo: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a ellos (Mateo 8:1-4; Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-16) En tiempos de Jesús, la lepra era considerada la más terrible y repugnante de todas las enfermedades. Por si fuera poco, la Ley estipulaba que los leprosos debían ser tratados como impuros y excluidos de la sociedad humana (Lev. 13:46) Fue a este hombre lleno de lepra a quien Jesús tocó. Un hombre que vino a Jesús con humildad y confianza. Si se hubiera acercado a otros seguramente habría sido alejado a pedradas, pero confiaba en que Jesús podía recibir a quienes eran rechazados por los

Un lugar solitario donde se puso a orar (Marcos 1:35)

Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario donde se puso a orar (Marcos 1:35) Cuando leemos en los evangelios las actividades de Jesús, tenemos la constante impresión que siempre estaba ocupado enseñando y curando a las personas, parece que no tenía ni un respiro. Y así era, Jesús se volcaba permanentemente en el servicio a los demás, pero también necesitaba orar, porque no podía vivir sin comunicarse con su Padre. Por eso, cuando aún era de noche y nadie demandaba su presencia, se retiraba para estar a solas con su Padre. Podía responder a las incesantes necesidades humanas gracias a que antes buscaba la compañía de Dios. Pensemos que, si para el Hijo de Dios la oración tenía tanta importancia ¡cuánto más debe ser para nosotros! Nunca podemos exagerar la importancia que tiene para nosotros el mantenernos unidos a Dios en oración. Anterior --- Lista de temas --- Si

Enseñaba como quien tiene autoridad (Marcos 1:21-22)

Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Marcos 1:21-22) En el tiempo de Jesús, los escribas eran eruditos e intérpretes de la ley dada por Dios. Entre sus cometidos estaba el desarrollar la aplicación de la ley para cada situación concreta de la vida. Las enseñanzas de los escribas no se registraban por escrito, sino que se transmitían oralmente, dando como resultado lo que se conoce como la Ley Oral. Con el tiempo, esta Ley Oral degeneró a un sinfín de normas y reglas, lo que convertía al judaísmo en una especie de legalismo, donde se enfatizaba los aspectos técnicos de la ley en detrimento de los grandes principios morales, como la justicia y la misericordia de Dios ¿Por qué era la enseñanza de Jesús tan diferente de la de los escribas? Cuando los escribas enseñaban, lo hacían con el

El pescador Pedro obedece a Jesús (Lucas 5:4-6)

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar . Respondiendo Simón, dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las redes. Y cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían (Lucas 5:4-6) Jesús le dice a Pedro que vaya hacia la parte más profunda del agua y eche las redes para pescar. Desde el punto de vista de un pescador experimentado como es Pedro, lo que le pide Jesús (un carpintero) no tiene sentido, y más habiendo estado trabajando toda la noche sin pescar nada; sin embargo, sólo por consideración a Jesús, Pedro está dispuesto a probar lo que parece inútil ¿El resultado? Pescaron tantos peces que sus redes se rompían y las barcas se hundían. Con esta generosidad desbordada recompensó Jesús la obediencia de Pedro. Puede que a veces nos cueste obedecer algún consejo o petición de Crist

Vengan, síganme (Marcos 1:16-20)

Pasando junto al lago de Galilea, Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al lago, pues eran pescadores. « Vengan, síganme —dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres ». Al instante dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en su barca remendando las redes. Enseguida los llamó y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, lo siguieron (Marcos 1:16-20) A estos hombres, Jesús les dijo: « Vengan, síganme » . Notamos que no les dijo: “Venid, tengo un compendio de estudios teológicos que quisiera que estudiareis”, sino que les dijo: «¡Seguidme!» Para ellos, todo empezó al sentirse atraídos a Jesús. Nosotros tampoco somos llamados a seguir un sistema teológico, sino a una persona real: a Jesús, a quien podemos seguir “ sus huellas ” (1 Pe 2:21 BLP); huellas como las que nadie ha dejado. Estas huellas están grabadas en los evangelios,

La viuda de Sarepta (Lucas 4:23-30)

Jesús continuó: « Seguramente ustedes me van a citar el proverbio: “¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que hiciste en Capernaúm”. Pues bien, les aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su propia tierra. No cabe duda de que en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y medio, de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra, muchas viudas vivían en Israel. Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, en los alrededores de Sidón. Así mismo, había en Israel muchos con alguna enfermedad de la piel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán el sirio ». Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron. Se levantaron, lo expulsaron del pueblo y lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo, para tirarlo por el precipicio. Pero él pasó por en medio de ellos y se fue (Lucas 4:23-30) En el

Se escandalizaban a causa de Él (Marcos 6:1-3)

Él se marchó de allí y llegó a su pueblo; y sus discípulos le siguieron. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que le escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde obtuvo éste tales cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de Él (Marcos 6:1-3) Cuando Jesús regresó a lugar donde se había criado se encontró con la actitud hostil e incrédula de los que hasta ahora habían sido sus vecinos. No pudieron concebir que un simple carpintero al que ellos conocían desde su niñez fuera de pronto un profeta de Dios. Esto nos revela un detalle significativo respecto a la personalidad de Jesús. Los vecinos de Nazaret no hubieran opinado de ese modo sobre él, si anteriormente Jesús hubiera hecho valer su sabiduría perfecta, si hub

Señales y prodigios para creer (Juan 4:46-50)

Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis . El oficial del rey le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive . Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue (Juan 4:46-50) Jesús ejecutaba señales y milagros como algo necesario para que muchos creyeran; pero para él ese no era el mejor motivo. El deseo de Jesús era que creyeran en él por su palabra, que reflexionaran en su modo de actuar y sus enseñanzas para convencerse de que era el Mesías esperado, el Salvador del mundo. Ese fue el caso de los samaritanos, que "creyeron muchos más por la palabra de él" (Jn 4:41) P

Los apóstoles de Jesús (Mateo 4:18-22)

Mientras caminaba junto al lago de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro, Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores. « Vengan, síganme —dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres ». Al instante dejaron las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca remendando las redes. Jesús los llamó y dejaron enseguida la barca y a su padre para seguirlo (Mateo 4:18-22) Llama la atención la clase de personas que Jesús empieza a seleccionar como sus apóstoles. No eran personas que destacaran por su preparación intelectual; de hecho, se dijo de ellos que “eran hombres sin letras y sin preparación” (Hch 4:13) Tampoco destacaban por su posición social. Eran simples hombres, trabajadores que se ganaban la vida pescando. Pero la gran fe y aprecio que sentían por lo que Jesús representaba les impulsó a dejar su estilo de vida ant

“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)

Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 4:17) El mensaje de Jesús constaba de un mandamiento que era la consecuencia de una nueva situación. ¡Arrepentíos! -decía. «Volveos de vuestros propios caminos, y volved a Dios. Levantad vuestra mirada de la tierra y ponedla en el cielo. Cambiad el sentido de vuestra dirección, y dejad de alejaros de Dios y empezad a caminar hacia Dios» Ese mandamiento había llegado a ser urgentemente necesario porque el Reinado de Dios estaba a punto de empezar. La eternidad había invadido el tiempo; Dios había invadido la Tierra en Jesucristo, y por tanto era de suprema importancia el escoger la dirección y el lado correctos (WB) Anterior --- Lista de temas --- Siguiente

Los samaritanos de Sicar (Juan 4:39-42)

Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: Él me dijo todo lo que yo he hecho. De modo que cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días. Y muchos más creyeron por su palabra, y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído , y sabemos que este es en verdad el Salvador del mundo (Juan 4:39-42) Este relato contiene el esquema de cómo se extiende muchas veces el Evangelio: Primero es la samaritana quien habla de Jesús a sus vecinos de Sicar, y lo hace sobre la base de su testimonio personal: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?” (ver. 29-30) Pero después de esta presentación, ellos mismos son los que buscan su presencia y su compañía. Le pidieron que se quedara con ellos para aprender de él y llegar a conocerle mejor, tras lo cual

El alimento de Jesús (Juan 4:34)

Jesús les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra (Juan 4:34) Lo único que producía en Jesús un sentido de logro, lo único que lo satisfacía al completo era hacer la voluntad de Dios, que lo envió. No había proyecto o ambición personal en él. Hacer la voluntad de Dios le generaba el combustible espiritual necesario en su vida. Hay que recordar que cuando Jesús se sentó en el pozo estaba cansado, seguramente más cansado que sus discípulos, por eso se sentó y los esperó allí. Pero después de transmitir un don espiritual a aquella mujer, se sintió vigorizado, al ser consciente que cumplía la voluntad de su Padre. Dios quiere que imitemos a Jesús y lleguemos a la misma convicción íntima: Hacer la voluntad de Dios es lo único que nos proporciona paz, felicidad y poder, el poder que procede del Todopoderoso, y que nos ofrece generosamente cuando nos entregamos a su servicio. Anterior --- Lista de temas

Adorar en verdad (Juan 4:23)

los verdaderos adoradores adorarán al Padre… en verdad (Juan 4:23) ¿Qué entendemos por adorar en verdad ? Un significado obvio es el de adorar "de verdad" o "de veras"; es decir, con toda sinceridad. Pero la adoración “en verdad” es sobre todo adorar de acuerdo con lo que Dios nos ha revelado de sí mismo en las Escrituras (Jn 17:17), y muy especialmente en la persona de su Hijo Jesús, que se define así mismo como la Verdad de Dios, como el verdadero camino para llegar a Dios y rendirle la adoración que Él desea (Jn 14:6) Esto quiere decir que debemos ser enseñados conforme a la verdad que encarna Jesús (Ef 4:21), enseñanza que nos es mostrada mediante sus palabras y su ejemplo de vida. Jesús mismo nos dice: "Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8:31-32) Así que para adorar "en verdad" debemos estar en Cristo mediante obed

Adorar en espíritu (Juan 4:24)

Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu… (Juan 4:24) Cuando Jesús habla de adorar a Dios en espíritu se refiere a la parte espiritual de quien adora. Es en este sentido que el Léxico griego de Thayer define “espíritu” como “el poder de percibir y captar las cosas divinas y eternas, y sobre el cual el Espíritu de Dios ejerce su influencia”. Ya que Dios es espíritu, la adoración a Dios tiene que producirse necesariamente en el ámbito espiritual, donde el espíritu del adorador está en comunión con el espíritu de Dios. Pablo es más preciso cuando dice que “ adoramos en el Espíritu de Dios ” (Flp 3:3) Por tanto, para adorar a Dios en espíritu, tenemos que elevar nuestro espíritu a la esfera espiritual de Dios y permitirle que ejerza Su influencia en nosotros. Esta relación la hizo posible Jesús cuando nacemos de nuevo en el Espíritu como hijos de Dios (Jn 3:3-8), “porque todos los que son guiados por el Espíritu

Los verdaderos adoradores (Juan 4:23-24)

los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad (Juan 4:23-24) Esta declaración es de las más importantes que hizo Jesús. Por más que busquemos en la Biblia, no encontramos otro pasaje que mencione explícitamente cómo es la adoración verdadera. Pero ¿Qué es adorar a Dios? Se puede decir que adorar a Dios es el reconocimiento de Su grandeza, Sus atributos y obras, un reconocimiento que se expresa en privado o públicamente. Es la plena aceptación de Sus propósitos y demandas, así como un profundo compromiso de obediencia manifestado en un servicio exclusivo, como indicó Jesús: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mt 4:10) También hemos de saber que adorar a Dios como Él quiere es algo que depende de cada persona individualmente, de nadie más; depende de uno el tener comunión diaria con su P

El agua que ofrece Jesús (Juan 4:12-14)

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna (Juan 4:12-14) El mundo está tan alejado de Dios que, sin saberlo, sufre grave deshidratación de Su presencia. Pero los que sí son conscientes de esa necesidad, al igual que el salmista claman: "Como ciervo sediento en busca de un río, así, Dios mío, te busco a ti" (Salmos 42:1) La persona que realmente siente sed va donde crea que hay una fuente de agua. Si ese es nuestro caso, nada nos impedirá ir a Cristo, el único que puede satisfacer plenamente nuestra sed espiritual. Anterior --- Lista de temas --- Siguiente

Creer en Jesús es obedecerle (Juan 3:35-36)

El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él (Juan 3:35-36) Al leer el Nuevo Testamento, en varias ocasiones leemos que la vida eterna se condiciona con tener fe o creer en Jesucristo, lo que podría dar lugar a suponer que creer en Jesús es lo único que se requiere para que Dios nos de la vida eterna (Jn 3:16; 6:40; 11:26; etc.) Pero sabemos que sólo creer no es suficiente, porque hasta los demonios también creen que Jesús es el Hijo de Dios (Mt 8:29) El versículo 36 nos permite entenderlo, porque lo contrario de creer en el Hijo de Dios no es “no creer”, sino “no obedecerle”; por lo tanto, creer en Jesús significa obedecerle. Hablando de creer y obedecer…, Un escritor relató la exhibición de un equilibrista llamado Blondin, que fue capaz de pasar por encima de las cataratas del Niágara

Jesús da testimonio de Dios (Juan 3:31-33)

El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra es terrenal y de lo terrenal habla. El que viene del cielo está por encima de todos y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que lo recibe certifica que Dios es veraz (Juan 3:17-21) No podemos exagerar el valor de Jesús para los que queremos saber de Dios. Jesús es el único que conoce a Dios plenamente, y quien nos puede testificar sobre Él. Por tanto, cuando Jesús nos habla del Padre, no habla de segunda mano, como hacemos cualquiera de nosotros, sino que nos dice lo que ha visto y oído por sí mismo. De manera que Jesús es el único que conoce a Dios, y por tanto, es el único que puede comunicarnos la verdad acerca de Dios. Lo lamentable es que casi nadie recibió el testimonio de Jesús, y hoy día aún menos. Puesto que somos de la tierra y pensamos y hablamos cosas terrenales, necesitamos el espíritu de Dios para que, con fe recibamos y aceptemo

El que cree en Jesús no es condenado (Juan 3:17-21)

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo único de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió la oscuridad a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios (Juan 3:17-21) Jesús no vino para condenar, sino para salvar a la humanidad. Pero si no se tiene fe en Jesús hay condenación. Pero esta condenación no viene de parte de Dios, sino de quien no tiene fe. El que practica lo malo odia la luz y también odia al portador de la luz, Jesús. En cambio, si practicamos la verdad que conocemos de Dios y nos sentimos a

El amor de Dios al mundo (Juan 3:16)

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16) A diferencia de cualquier mandatario del mundo, Dios no se propone controlarnos para que al final le seamos sumisos, satisfaciendo su deseo egoísta de poder. Todo lo contrario, es el amor a sus criaturas lo que le mueve en sus propósitos. Nada desea más que seamos plenamente felices, a la vez que respeta la libertad personal de cada uno. Por eso, lejos de querer controlarnos, nos quiere convencer amorosamente de que acercarnos a Él es la mejor opción y la única que nos lleva a vida eterna. Y a todos ama. No sólo a una nación o grupo religioso, no sólo a los que Le aman a Él, sino también a los que ni se acuerdan de Él, o incluso, a los que le desprecian. A todos ama, y no sólo de palabra, sino con verdaderos hechos ¿Puede darnos mayor prueba de Su amor que ofrecer a su Hijo por nosotros? Anterior -

“tiene que ser levantado el Hijo del hombre” (Juan 3:14-15)

Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna (Juan 3:14-15) En una ocasión cuando los israelitas se rebelaron contra Dios, fueron castigados con una plaga mortal de serpientes venenosas, y cuando el pueblo se arrepintió y pidió misericordia, Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de cobre y la pusiera en alto en medio del campamento, para que los que la miraran se curaran (Números 21:4-9) Mucho tiempo después esta imagen de cobre fue una representación de lo que significó Jesús. Él fue alzado tanto en su muerte en la cruz como en su ascensión a los cielos (Hch 2:33), y eso permitió que todo el que cree en él tenga vida eterna. Creer en Jesús es creer que todas sus enseñanzas son verdaderas, y eso se demuestra obedeciendo todo lo que nos manda, con la confianza que es para nuestro bien eterno. Y es poner Su autoridad por encima de lo que

Nacer de nuevo (Juan 3:5-8)

Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: «Os es necesario nacer de nuevo» El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu (Juan 3:5-8) La persona que nace de nuevo nace del agua cuando se arrepiente y se bautiza en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados que haya cometido anteriormente (Hch 2:37-38); siendo el bautismo un símbolo adecuado del nuevo nacimiento, porque la inmersión en el agua simboliza la muerte de la persona anterior nacida en la carne; pero al emerger se manifiesta como una nueva criatura nacida del Espíritu (Ver Romanos 6:4-6) La expresión “ nacido del Espíritu ” también se puede traducir como “nacido de arriba”, es decir, nacido de Dio

El templo de su cuerpo (Juan 2:18-22)

Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré . Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado (Juan 2:18-22) Jesús hablaba del templo de su cuerpo porque con toda propiedad Dios moraba en él, como se refleja en Mateo 1:23, que dice: "He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros " Con Cristo, Dios estaba con su pueblo, y por tanto, él era el verdadero templo, que tras ser muerto o destruido, se levantó 3 días después. También en otra ocasión, cuando hablaba del templo de Jerusalé

¿Puede algo bueno salir de Nazaret? (Juan 1:45-46)

Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo: Ven, y ve (Juan 1:45-46) A Jesús lo conocían como originario de Nazaret, pero no había ninguna referencia en el A.T. que indicara que el Mesías procediera de Nazaret; por eso Natanael se extrañó que de Nazaret pudiera salir algo bueno. Eso demuestra que nadie o muy pocos sabían que su verdadero lugar de nacimiento era Belén, que sí estaba predicho en las Escrituras. Estaba claro que a Felipe y Natanael les faltaba una pieza de conocimiento que sin duda luego tendrían; pero eso no les supuso ningún problema que les impidiera creer y seguir a Jesucristo. Puede sucedernos que existan algunos aspectos de las Escrituras que no acabemos de entender del todo bien; en tales casos, confiemos que seguramente es porque todavía no tenemos tod

“Sé mi seguidor” (Juan 1:43)

Jesús le dijo a Felipe: “ Sé mi seguidor ” (Juan 1:43) Jesús hace la misma invitación a cada uno de nosotros, nos pide que seamos sus seguidores, porque, como dijo en otra ocasión: “ el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida ” (Jn 8:12) Tal vez se podría objetar que ahora Jesús no está presente físicamente, y por eso, es imposible seguirle como sí hicieron sus primeros discípulos. Sin embargo, Jesús mencionó que sus futuros seguidores oirían su voz y le seguirían (Jn 10:16, 27) Ese fue el caso de la mayoría de los cristianos del primer siglo, y a ellos y los que han seguido después, el apóstol Pedro dirige estas palabras: “ Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y, aunque no lo ven ahora, creen en él ” , y también nos insta a “ seguir sus pisadas ” (1 Pe 1:8; 2:21) De modo que, a pesar de no verlo físicamente, Jesús siempre ha contado con fieles seguidores. ¿Qué hay de nosotros? Cada uno se puede preguntar:

El Cordero de Dios (Juan 1:29)

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él y dijo: ¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! (Juan 1:29) Jesús fue el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Para apreciar mejor lo que eso significa podemos reconsiderar la escena bíblica cuando Abraham se dispuso a sacrificar a su propio hijo unigénito. En ese momento el ángel se lo impidió, y a continuación es cuando se representa proféticamente lo que Dios preparaba para la humanidad: Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo (Gé 22:13) Al proveer a Abraham un carnero, Dios señaló su plan de ofrecer a Su Hijo como el Cordero que habría de morir en lugar de todos los seres humanos, de manera que lo que Abraham hizo prefiguró lo que Dios hizo con su Hijo, porque justo lo que Dios Le mandó a Abraham y luego i

Solo a Dios adorarás (Mateo 4:8-10)

Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: «Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás» (Mateo 4:8-10) Jesús citó de Deuteronomio 6:13, que dice: “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás” . Todos tenemos que preguntarnos: ¿Es a Dios el Creador y Todopoderoso a quién adoro y sirvo, o tengo otro dios? Hemos de recordar que al hablar de dioses, no hemos de pensar sólo en imágenes o esculturas. La avaricia también es idolatría (Col 3:5); y también se puede adorar ‘al dios del estómago’ , o como dice otra traducción: ‘al dios de los propios deseos’ (Fil 3:19) Y es que, lo que revela quien es nuestro verdadero dios, es aquello que ocupa principalmente nuestro tiempo y atención. Además, notemos que el diablo dijo a Jesús que si le hacía un acto de adoración le d

Dos modos contrarios de utilizar las Escrituras (Mateo 4:5-7)

Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: “A sus ángeles te encomendara”, y: “En las manos te llevaran, no sea que tu pie tropiece en piedra.” Jesús le dijo: También está escrito: “No tentaras al Señor tu Dios” (Mateo 4:5-7) Notamos que en la segunda tentación el diablo también comenzó diciendo “escrito está” , citando de Salmo 91:11-12. Con esta cita, el diablo pretendió que Jesús hiciera un acto de autopromoción. Pero lo que estaba en cuestión en esta tentación no era la disposición de Dios para cuidar a quienes confían en Él como se ve en Salmo 91; sino, si era o no apropiado probar a Dios para que actuara milagrosamente a favor de Jesús. De ahí que Jesús enfocara correctamente la cuestión al decir: “También está escrito: No pongas a prueba al Señor tu Dios” (Dt 6:16) Así, tenemos que tanto Jesús como el diablo conocían muy bien las Escrituras

“escrito está” (Mateo 4:1)

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Lucas 1:34-35) Es significativo que en respuesta a las tres tentaciones del diablo, Jesús comenzó diciendo: “escrito está” . Esto demuestra el alto valor que para él tenía las Sagradas Escrituras, y especialmente en esta circunstancia, siguió el proceder del salmista cuando dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sl 119:11) Al igual que Jesús, podemos ayudarnos de versículos bíblicos para resistir las tentaciones. Recordemos que en estas situaciones, la palabra de Dios es nuestra “espada del Espíritu” (Ef 6:17), que puede servirnos para salir de cualquier tipo de tentación (1 Co 10:13) Anterior --- Lista de temas --- Siguiente

El entorno humilde de Jesús (Lucas 1:46-52)

Entonces dijo María: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva […] ¡Santo es su nombre! De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes (Lucas 1:46-52) No sólo fue humilde el lugar de nacimiento de Jesús. La mujer escogida por Dios para concebir a Su Hijo no era de ninguna familia destacada, sino una mujer sencilla y pobre (Lc 2:23-24) Ninguno de nosotros ha podido elegir a su madre antes de nacer; pero Jesús sí pudo elegir, y al hacerlo prefirió a una mujer de humilde condición. El mismo día de nacer nuestro Señor, un ángel anunció la buena noticia ¿A quiénes? No fue a los gobernantes o a los líderes religiosos del pueblo de Dios, sino a unos sencillos pastores que cuidaban sus rebaños esa noche, estos fu