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El alimento de Jesús (Juan 4:34)

Jesús les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra (Juan 4:34)

Lo único que producía en Jesús un sentido de logro, lo único que lo satisfacía al completo era hacer la voluntad de Dios, que lo envió. No había proyecto o ambición personal en él. Hacer la voluntad de Dios le generaba el combustible espiritual necesario en su vida. Hay que recordar que cuando Jesús se sentó en el pozo estaba cansado, seguramente más cansado que sus discípulos, por eso se sentó y los esperó allí. Pero después de transmitir un don espiritual a aquella mujer, se sintió vigorizado, al ser consciente que cumplía la voluntad de su Padre.

Dios quiere que imitemos a Jesús y lleguemos a la misma convicción íntima: Hacer la voluntad de Dios es lo único que nos proporciona paz, felicidad y poder, el poder que procede del Todopoderoso, y que nos ofrece generosamente cuando nos entregamos a su servicio.

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