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El amor de Dios al mundo (Juan 3:16)

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16)

A diferencia de cualquier mandatario del mundo, Dios no se propone controlarnos para que al final le seamos sumisos, satisfaciendo su deseo egoísta de poder. Todo lo contrario, es el amor a sus criaturas lo que le mueve en sus propósitos. Nada desea más que seamos plenamente felices, a la vez que respeta la libertad personal de cada uno. Por eso, lejos de querer controlarnos, nos quiere convencer amorosamente de que acercarnos a Él es la mejor opción y la única que nos lleva a vida eterna.

Y a todos ama. No sólo a una nación o grupo religioso, no sólo a los que Le aman a Él, sino también a los que ni se acuerdan de Él, o incluso, a los que le desprecian. A todos ama, y no sólo de palabra, sino con verdaderos hechos ¿Puede darnos mayor prueba de Su amor que ofrecer a su Hijo por nosotros?

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