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Un reflejo del Padre (Juan 5:19-20)

Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que Él hace, eso también hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que Él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de manera que vosotros os maravilléis (Juan 5:19-20)

Aquí vemos la razón de la unidad entre el Padre y Jesús. Jesús no hacía nada por su iniciativa, sino solo lo que era la voluntad del Padre. Tal unidad de Jesús con el Padre estaba basada en la perfecta obediencia del Hijo, motivada, no por un sentido del deber, sino por amor al Padre. Y porque Su voluntad estaba totalmente sometida a la de Dios es por lo que podemos ver a Dios en Jesús. De forma que, cuando vemos a Jesús hablar, actuar y reaccionar a cualquier situación es como ver al mismo Padre hablar, actuar y reaccionar en esas mismas situaciones.

Por eso, para actuar según la voluntad de Dios, es apropiado hacernos la pregunta "¿Qué haría Jesús en mi lugar?"

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