Creer en Jesús es obedecerle (Juan 3:35-36)

El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él (Juan 3:35-36)

Al leer el Nuevo Testamento, en varias ocasiones leemos que la vida eterna se condiciona con tener fe o creer en Jesucristo, lo que podría dar lugar a suponer que creer en Jesús es lo único que se requiere para que Dios nos de la vida eterna (Jn 3:16; 6:40; 11:26; etc.) Pero sabemos que sólo creer no es suficiente, porque hasta los demonios también creen que Jesús es el Hijo de Dios (Mt 8:29)

El versículo 36 nos permite entenderlo, porque lo contrario de creer en el Hijo de Dios no es “no creer”, sino “no obedecerle”; por lo tanto, creer en Jesús significa obedecerle.

Hablando de creer y obedecer…,

Un escritor relató la exhibición de un equilibrista llamado Blondin, que fue capaz de pasar por encima de las cataratas del Niágara sobre una cuerda de 340 metros, realizando acrobacias espectaculares, incluido un salto mortal sin tener ninguna malla protectora. Después de presenciar aquello un reportero le dijo asombrado:

– Apuesto que no hay nada que usted no pueda hacer en esa cuerda floja

– ¿Cree usted que yo podría cruzar la cuerda empujando una carretilla? – Le preguntó Blondin al reportero

– Oh, estoy seguro de que sí

– ¿Cree usted que yo podría cruzar la cuerda mientras empujo una carretilla con un hombre en ella?

– ¡Sin duda!

Entonces, mirando al reportero fijamente, Blondin le preguntó:

– ¿Cree usted que yo podría cruzar la cuerda empujando una carretilla con usted en ella?

– Bueno…, eh…

Este reportero de pronto dejó de creer en Blondin. Pero de eso trata la fe autentica: montarse en la carretilla con Cristo. Cualquier otro tipo de fe realmente no es fe. Tener fe en Jesús significa confiar en él de tal manera que obedezcamos cualquier cosa que nos mande. Por lo tanto, si Jesús nos pide que subamos «a su carretilla» mediante obedecer sus mandamientos, no dudemos, subamos, porque no importa donde vayamos sino con Quien vamos.

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