Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa (Mateo 6:1)
Estas palabras ponen el foco de atención en los motivos de nuestras obras justas. Jesús nos enseña que si nuestro motivo es llamar la atención de los demás, perderemos la mayor recompensa y el mayor reconocimiento al que podemos aspirar: el que otorga nuestro Padre celestial. Notemos que Jesús no dice que nos abstengamos de realizar obras justas delante de los hombres, sino que, cuando lo hagamos, nuestra motivación no ha de ser para que los demás nos vean (Mt 5:16)
La Biblia no solamente nos enseña lo que debemos hacer, sino también el propósito y la motivación con los cuales debemos obedecer. El deseo afanoso de obtener la atención, aprobación y aplauso de otros es una tentación constante para los súbditos del reino. Por lo tanto, debemos examinarnos, porque no basta con ofrecer el servicio y culto a Dios que son correctos en cuanto a forma, sino que también debemos servir y adorar a Dios con la motivación correcta.
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