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Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre (Mateo 6:9)

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre (Mateo 6:9)

Jesús cuando se dirigía a Dios siempre usaba el término "Padre", algo que nosotros hacemos también: no llamamos a nuestro padre por su nombre sino como padre o papá. En el A.T., el nombre de Dios se suele traducir como “Jehová” o “Yahvé”; y en el N.T. tanto Jesús como los escritores del N.T. utilizaron a menudo la expresión "Padre", o "Padre celestial". Lo importante es dirigirnos a Él con sinceridad, respeto y amor. Por otra parte, decir Padre nuestro implica la eliminación del yo. El que Dios sea nuestro Padre nos une como cristianos con todos los que con sinceridad y en verdad reconocen al Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Al dirigirnos a nuestro Padre que está en los cielos, nos hace pensar, que a pesar de la estrecha relación personal que podamos tener con Dios, siempre hemos de percibir Su infinita majestad y grandeza (Isa 57:15) y nuestra propia y total insignificancia. El reconocimiento de que ‘Dios está en el cielo, y nosotros en la tierra’ (Ec. 5:2) lleva al corazón contrito a ese espíritu de reverencia y humildad que se necesita para ser escuchado por Dios.

Al pedir santificado sea tu nombre, hemos de pensar que en la Biblia, el nombre no es solo la forma de llamar a alguien, sino que describe y determina a la persona que lo lleva. Por eso, cuando hablamos de Dios, Su nombre significa Dios mismo; es decir, Su naturaleza, atributos y personalidad en la medida que nos es conocido o revelado.

Así, nuestra primera prioridad es orar para que el nombre de Dios sea santificado. Pedimos que Dios mismo santifique Su nombre (Ez 36:23) para que sea adorado, respetado y glorificado en el mundo. Pero también pedimos ‘santificar a Dios el Señor en nuestros corazones’ (1 Pe 3:15), y dejar que en nosotros se transparente la santidad de Dios: Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5:16) El reconocer la santidad de su carácter y el permitir que Él reproduzca su carácter en nosotros en todo momento y en todo lugar; eso es lo que también pedimos cuando oramos: Santificado sea tu nombre.

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