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El divorcio (Mateo 5:31-32)

Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio (Mateo 5:31-32)

Tanto para la cultura judía, y sobre todo para la griega, la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio suponía una extraordinaria novedad. Para los judíos, a pesar del favorable trato que Dios le daba a la mujer, ésta era considerada poco más que una cosa, una pertenencia. La mujer no tenía derecho a divorciarse por ningún motivo, mientras que el hombre podía hacerlo bajo cualquier motivo, que para muchos podía ser: quemar el pan, echar mucha sal en la comida, por no llevarse bien con los suegros, etc.

Pero para Jesús, y por tanto, para todos los cristianos, solo hay una causa a la vista de Dios que puede ser motivo de divorcio: la fornicación. Por lo tanto, cualquier divorcio que no tenga esa causa a la vista de Dios es pecado.

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