No puedo yo hacer nada de mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió (Juan 5:30)
En este versículo Jesús aclara el por qué tiene la autoridad de juzgar, es porque el Padre sabe muy bien que juzgará no según su voluntad, sino la voluntad del Padre, quien le ha concedido dicha autoridad.
Tenemos que estar muy tranquilos y agradecidos que el juicio no lo pronuncie cualquier humano, aunque sea el más justo de los hombres; sino que lo haga Jesucristo según la voluntad de Dios. Es el único que puede juzgar con juicio perfectamente justo, capaz de tener en cuenta todos los motivos y circunstancias, un juicio basado en un perfecto equilibrio entre la justicia y la gran misericordia de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario