Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo (Mateo 5:25-26)
Parece que el punto a aprender es este: cuando ocurra un conflicto personal hemos de reconciliarnos lo antes posible; de lo contrario, el problema que tengamos se puede acrecentar y complicar. La amargura engendra amargura. Por eso, el factor tiempo es importante a la hora de arreglar los problemas con nuestro semejante.
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