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Sois la luz del mundo (Mateo 5:14-16)

Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo (Mateo 5:14-16)

Jesús dice a sus discípulos que son la luz del mundo. La luz hace que podamos distinguir la realidad, en este caso la realidad de Dios que antes no veíamos, pero que ahora sí, gracias a que Él hace ‘brillar su luz en nuestro corazón para que conozcamos Su gloria’ (2 Cor 4:6) De modo que podemos ser luz, no porque poseamos una fuente de luz en nosotros mismos, sino que procede de Dios, y así como la luna refleja la luz del sol, la luz que propaguemos es sólo un reflejo de la luz que Dios hace brillar en nuestros corazones.

Jesús también dice que hagamos brillar nuestra luz delante de todos. Nuestra luz se manifiesta por “las buenas obras”, o como dice Pablo: “Sigan andando como hijos de la luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad, justicia y verdad” (Efe 5:8-9; ver también Fil 2:15) Así, somos luz cuando dejamos que la bondad, justicia y verdad orienten nuestra vida, cuando seguimos a Jesús haciendo que sus valores sean los nuestros, como él dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8.12) Seguir a Jesús hace que dejemos las tinieblas y tengamos la luz de la vida. Por eso, si queremos servir como luz que ilumine a otros debemos preguntarnos: ¿Qué ven los demás cuando nos observan? ¿Ven a Jesús en nosotros?

No hay mayor iluminación que una vida obediente a Dios que destaque por buenas obras y cualidades cristianas como bondad, justicia y verdad. Hay mucha "luz" en la conducta cristiana. Tengamos en cuenta que la mayoría de la gente no lee la Biblia, pero les llama la atención el evangelio “escrito” en la vida del cristiano. Si dejamos que la luz de Cristo se refleje en nuestras vidas, podemos ser la única “biblia” que muchos lean para alabanza de Dios.

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